Un sistema de alarma es un elemento de seguridad pasiva. Esto significa que no evitan una situación anormal, pero sí son capaces de advertir de ella, cumpliendo así, una función disuasoria frente a posibles problemas.
Por ejemplo:
- La intrusión de personas.
- Inicio de fuego.
- El desbordamiento de un tanque.
- La presencia de agentes tóxicos.
- Cualquier situación que sea anormal para el usuario.
Son capaces de reducir el tiempo de ejecución de las acciones a tomar en función del problema presentado, reduciendo así las pérdidas.